[…] Y siendo las 8:32 A.M. del 15 de febrero del corriente recibimos a través de la radio del coche patrulla un aviso de que se estaba produciendo un altercado en el nº 13 de la Plaza Lanzarote del Lago, frente a la fachada del Banco Nacional, acudiendo de inmediato a dicha dirección. Al llegar hallamos yaciendo sobre el firme a un varón blanco de unos 65 años, en posición decúbito supino, con ropas extrañas y con síntomas evidentes de haber sufrido un golpe o caída, habiendo restos de sangre en cara y suelo. Acordonado el espacio y aislado el sujeto, tras dar aviso a los Servicios Médicos, se procedió a recabar información sobre lo acaecido y a interrogar a posibles testigos, que además de su testimonio verbal aportaron medio centenar de grabaciones en teléfonos móviles, de lo cual se puede deducir:
Que alrededor de las 8:00 A.M. el sujeto yacente se posicionó delante del cajero automático del Banco Nacional pertrechado con un palo de escoba, fregona o mopa; que después de maldecir y lanzar improperios contra el susodicho cajero, tomó distancia, como para coger carrerilla, y arremetió con el palo de escoba, fregona o mopa contra el cajero automático, con la presunta intención de forzarlo y sustraer la cuantía que contuviese; que al no conseguirlo de primeras, volvió a tomar carrerilla y a arremeter contra el cajero lanzando improperios como «has de saber, amigo Pancho, que no son cajeros automáticos, como dices, sino seres de otro planeta venidos para chuparnos la sangre, cobrarnos comisiones, cláusulas suelo y firmar contratos leoninos que heredarán nuestros tataranietos, si los tuviéremos»; que el sujeto, sin cejar en su empeño, repitió hasta seis veces consecutivas las acometidas; que al ser alertado por los viandantes, el Guardia o Vigilante de Seguridad del Banco del que se estaba produciendo un intento de robo con fuerza en el cajero, se personó en el lugar de los hechos e intentó reducir al sujeto, el cual opuso resistencia; que al caer al suelo tras un forcejeo reglamentario, el sujeto aún no yacente siguió gritando, escuchándose en la grabación la mención a un tal Diego Pérez de Vargas, pudiéndose tratar de un cómplice; que estando en el suelo y delirando por efecto probable del golpe en la cabeza, el sujeto yacente pidió a gritos que le trajeran «la Extrema Unción», a lo cual el Guardia o Vigilante de Seguridad le respondió que le iba a dar dos hostia, las cuales finalmente le suministró; que después de recibir las dos hostias, el sujeto perdió el conocimiento, el cual no recuperó hasta la llegada de la ambulancia; que tras examinar la documentación que portaba en sus ropajes de otro tiempo, comprobamos que se trataba de Alonso Quijada, nacido en Villagarcía de Campos en 1565, de lo cual se deduce que la documentación era falsa y que el disfraz se podía deber a la fiesta de Carnaval que se celebró la noche anterior en la Discoteca Ditirambo, sita en la misma plaza Lanzarote del Lago y colindante con el Banco Nacional.
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