Me gusta la gente con ojeras, la gente con los ojos hundidos o con bolsas bajo los ojos. Me gusta ese cansancio visual. Me gustan los miopes, porque miran pero no ven, o ven de otra manera. Mi abuela era partera y muy miope, mi padre era droguero y muy miope, yo no sé lo que soy, excepto muy miope. Los miopes nos reconocemos por el mundo, aunque llevemos lentillas. Nos entendemos cuando nos miramos sin vernos. Me gustan los ojos miopes porque dicen cosas con la mirada, aunque las cosas que digan no me gusten. Nunca he entendido por qué a los miopes les quitan las gafas cuando los entierran. Pensarán, sin duda, que no las van a necesitar. Sin embargo, son parte de ellos. Es como si a un cadáver le amputaran una pierna, o una mano, porque no las va a necesitar.